Esther van der Werf* nos recuerda cómo Bates recomendaba tener un optotipo en las aulas y cómo consideraba que esta era una medida fundamental para mejorar la vista de los niños.
De hecho, en los tres o cuatro años en los que Bates consiguió que los profesores de Dakota del Norte hicieran lo que él deseaba, las mejoras en la vista de los niños fueron estadísticamente muy consistentes.
Sin embargo, tuvo que hacer frente a todo tipo de malentendidos al respecto por parte de profesores bienintencionados, que no lograban comprender el sentido de esta medida.
Veamos esos malentendidos, ya que también se presentan con frecuencia en la práctica de las sesiones y los grupos.
¡Nada de exámenes!
En primer lugar, la tabla de Snellen (el optotipo) NO DEBE UTILIZARSE PARA MEDIR LA AGUDEZA VISUAL.
Simplemente debe estar ahí, en un lugar donde la mirada la encuentre a menudo. Debe convertirse en un objeto familiar, conocido, habitual.
Bates había observado (y medido) que la visión es mejor cuando se observan cosas conocidas: no hay tensión. En cambio, cuando nos enfrentamos a cosas nuevas, inmediatamente entramos en tensión y fácilmente se produce un error de refracción.
Si además lo que se observa es desagradable o peligroso, el nivel de tensión y el consiguiente error de refracción es aún mayor.
En resumen, para ver bien hay que eliminar la tensión.
El hecho es que en el ámbito escolar nos encontramos continuamente con cosas nuevas, que quizá no se entienden bien. Por ejemplo, un profesor puede escribir una expresión algebraica en la pizarra y pedirte que la resuelvas.
Bien, la recomendación de Bates a los profesores era: tan pronto como un alumno mostrara signos de tensión, el profesor debía recomendarle que respirara hondo y echara un vistazo al optotipo, simplemente para relajarse y luego volver a la tarea difícil.
Los profesores no lo entendían.
Y a nuestros clientes actuales también les resulta extremadamente difícil entender este punto: en cuanto te das cuenta de que te estás esforzando, deja de hacerlo y relájate…
Los profesores solían tapar el optotipo… para evitar que los alumnos lo memorizaran.
Ahora me gustaría introducir dos conceptos muy Batesianos: el Optimum y el Pessimum.
Cuando algo nos es familiar y nos evoca continuamente sensaciones agradables, se convierte en un Óptimo. Basta con echarle un vistazo para relajarnos y sentirnos bien. Piensa en la foto de tus hijos en el escritorio de la oficina.
Si nos hace sentir bien, también nos hace ver mejor.
Pero, ¿qué pasa si algo se asocia constantemente con sensaciones desagradables y negativas? ¡Se convierte en un Pésimo!
Y todos los educadores visuales lo saben: para sus clientes, el optotipo o tabla de Snellen es un Pessimum: cada vez que lo miraban (en la óptica) se sentían examinados, lo que a nadie le gusta. Y la mayoría de las veces también había malas noticias: ¡la vista había empeorado! De ahí se deduce que es precisamente en el óptico donde se ve peor.
En cambio, en nuestro trabajo, el optotipo puede convertirse en un Optimum: si nos acostumbramos a estar frente a él de forma relajada y agradable, sin tensión.
Optotipo en todas partes
Pero no basta con tener una relación positiva con el optotipo durante un seminario de Visión Natural, hay que tenerlo en casa y en la oficina (o en la escuela). En casa hay que ponerlo en el dormitorio, superando los restos de antipatía. Un buen truco con los niños es crear uno junto con ellos. Si son muy pequeños, pegando imágenes cada vez más pequeñas. Entre mis clientes, los que lo han colocado a la vista en su oficina son también los que han dado pasos más grandes en la mejora de la vista. Para las escuelas, se buscan profesores aventureros…
Y con nuestros niños…
Pasemos a establecer algunos puntos del trabajo con los niños, según las enseñanzas de Esther.
- Jugar. Las actividades visuales deben ser divertidas. Si el niño se aburre… ve peor.
- Involucrar a los padres. Muy a menudo, los propios padres son fuente de tensión en su relación con los niños. Es fundamental que comprendan las formas en que la tensión puede dañar la vista de sus hijos. Además, ellos mismos deben aprender a funcionar sin tensión: los niños aprenden de ellos la actitud ante la vida. Y si no tienen tiempo para jugar con sus hijos, significa que están viviendo una vida tensa y desequilibrada, que les perjudica a ellos y a sus hijos.
- Jugar con otros niños siempre que sea posible. Esto es válido en nuestra consulta, en las sesiones online, pero sobre todo en casa. Insistir a los padres para que propongan a los niños jugar juntos (con pelotas, no con videojuegos).
- Aire libre y dieta saludable. Diversas investigaciones han demostrado que jugar al aire libre contrarresta eficazmente los problemas visuales. Explíquelo a aquellos padres aprensivos que quieren mantener a sus hijos siempre tranquilos y bajo control. E insista en mantener una dieta saludable: los alimentos y bebidas industriales simplemente son perjudiciales.
- Aprecien y elogien. Esto significa: reconozcan como éxitos cualquier cosa que se haga durante los juegos visuales.
- Y anoten los progresos, tanto como profesores como padres. Les ayudará a superar los momentos de duda y las crisis.
- Utilicen los óptimum. Cualquier cosa puede convertirse en ello, incluida una muñeca o un cochecito. Lo óptimo ayuda a superar los momentos de crisis. A menudo, los niños encuentran por sí mismos objetos que les reconfortan (la manta de Linus…). No hay nada de malo en utilizarlos como un momento de consuelo y relajación para afrontar cosas más difíciles.
No, no, no:
Hagamos una breve lista de los peores errores que hay que evitar.
- 1) Ser severo
- 2) Obligar al niño a hacer los «ejercicios».
- 3) Obligarle a «estar quieto» y «concentrarse».
- 4) Hacer exámenes
Esto último es sutil: a los niños también les gusta competir, pero… lo consideran un juego, mientras que los adultos lo consideran algo serio. No hay nada peor que un adulto que constantemente y con ansiedad le pregunta a su hijo «¿puedes leer esa letra?».
* Esther es una educadora visual holandesa, residente en EE. UU., autora de varios libros. Nos dejó a principios de 2025.
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